La Malá Strana, que significa “el Pequeño Barrio” está del otro lado del puente Carlos y es una antiquísima parte de la ciudad fundada en el 1257 bajo el rey Ottokar II de Bohemia, pero hoy su look es más del siglo XVIII, y poco ha cambiado desde entonces a ahora. Esta zona de la urbe es tan bella como las otras. Con su calles adoquinadas, la que sale del puente y que se llama Mostecká, pendiente, en tres cuadras hace llegar al caminante a una hermosa plaza, importante enclave tranviario, donde se halla la Catedral de San Nicolás.

Si quien camina por allí leyó con anterioridad los “Cuentos de la Malá Strana”, de finales del siglo XIX, del autor checo Jan Neruda, no podrá evitar sentirse como cualquiera de sus personajes.

El vistante debe recorrerla de día y de noche, pues se desdobla en dos dimensiones.

Mala Strana ofrece además dos platos fuertes de este lado de la ciudad: el Palacio de Wallenstein, y la Catedral de San Vito, abordados por separado en otro capítulo de este reportaje de PRAGA LA BELLA.