Enseguida corrió la noticia: el ídolo de adolescentes Justin Bieber, de 19 años, fue llevado a la cárcel en Miami, Florida, por conducir, según el código penal de tránsito norteamericano, bajo influencia (de drogas y/o alcohol), hecho conocido por sus siglas en inglés DIU. Bieber salió de la discoteca de Miami Beach SET tras hacer una aparición allí de alrededor de una hora, abordó un Lamborghini Gallardo a cuyo volante se puso y, ¡fuácata!, sobre las 2:30 de la madrugada del miércoles 23 de enero lo arrestaron mientras protagonizaba, alegadamente, una carrera callejera al (peor) estilo de The Fast & The Furious, en la 26 Street del Oeste y Pine Tree Drive.
Corría contra un Ferrari 16M Scuderia.
Aparentemente, miembros del entourage del artista bloquearon con SUV’s negros de gran porte —cuyas marcas desconocemos—, la intersección de calles con tal de proteger la competencia ilegal.
El conductor del otro coche, igualmente arrestado en la escena y al que le impusieron los mismos cargos de DUI, era el rapero Khalil Sharieff.
Además de que el acto, irresponsable en esencia, pudo haberse convertido en una especie de Part II del episodio en que recientemente en circunstancias semejantes muriese el actor Paul Walker en California, o de matar a ajenos, a Bieber debieron habérselo llevado preso también por pésimo conductor, porque la velocidad a la que iba era de 55 millas por hora —en un área de 30—… que es la misma que alcanza un Toyota Corolla de 1968 en 17 minutos (el sprint del bólido que mal manejaba es de 0 a 60 en 3.7 segundos, gracias a su motor V-10 de 5.2 litros y 570hp).
Nunca fue tan ultrajado un Gallardo…
Pero si usted, a pesar de los pesares, sueña con ser rey por un día y manejar un Lamborghini, puede. No hay que ser un chiquillo malcriado con una cuenta bancaria millonaria a costas de conquistar noveles oídos con canciones de las que habrían sido incapaces lo mismo de escribir que de cantar Simon y Garfunkel cuando tenían la edad del Justin, para rentar un Lambo y hacerse pasar por Pitbull en Fisher Island. Con exprimir un poco su billetera o la tarjeta de crédito que más a mano tenga y que sobrevivió a las recientes Navidades, basta.
Mire: En el área de Miami, de las 8 que tiene en el país, la oficina de renta de carros exóticos Gotham Dream Cars, le alquila un Lamborghini LP560-4 Spyder, de lunes a jueves por sólo $625 al día. Pero para el fin de semana, naturalmente, que es cuando usted le quiere dar caritate a sus amigos en Ocean Drive, con —nada más, nada más...— que un cheque de $3,450, se lleva el carrazo a casa por viernes, sábado y domingo de un tirón, o por $1,150 por uno solo de esos días.
¿Que no le gustan los italianos? Bueno, el McLaren MP4-12C le sale en $875 en días laborales y $1,200 para el weekend, diario. Pero usted debe saber que esta tarifa abarca sólo 100 millas; a partir de los 101 dálmatas, perdón, millas, hay que pagar extra.
Otra compañía de bólidos de renta de ensueño en Miami es South Beach Exotic Rentals, donde usted se sienta en un Gallardo por $1,199 diariamente; el Murcielago levanta vuelo con un tarjetazo más alto, correspondiente a $1,999, y un ¡Bugatti Veyron!, que puede rentar perfectamente Bill Gates —pero que no lo haría porque es un tipo muy uncool—, ya son palabras mayores: $20 mil por un solo diíta…
Carefree Lifestyle, “un negocio de familia abierto desde el 2000” como reza su slogan, tiene en su nómina también Lambos, y además Ferraris, Rolls, y Mercedes. El LP560 se va por $1,299 al día, el Mercy SLS AMG por $1,399, y el Rolls-Royce Phantom —por Dios, sin chofer— por la friolera de $1,699.
Y, claro, no se le ocurra poner un pie en ninguna de estas oficinas sin una tarjeta de American Express de las que hay que pagar a full a fin de mes con una línea de crédito de no menos de $10 mil estacas…
¿Y quién ganó la justa Bieber- Sharieff? La policía. Y la que perdió —¡cuánto nos alegramos!— fue la muerte que, muy lenta para vivir en el Este, no sacó la guadaña a tiempo.
Moraleja: Si usted quiere manejar un Lamborghini Gallardo, con no pagar el mortgage o la renta de este mes, ya ve que puede. Pero si tiene uno, nunca, nunca, se lo preste a Justin Bieber… mucho menos si es amarillo. El auto se sentirá ofendido. |
