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Con la muerte de
PAUL WALKER...
¿desaparecerá
The FAST and The FURIOUS?

El joven actor murió en un accidente automovilístico el 30 de noviembre de 2013. Un análisis de la exitosa serie de películas, y el auto en que perdió la vida el talento. Deja vu de James Dean...
 
Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial EL ATICO por WAQI 710AM,
y AUTOMANIA, por WQBA 1140 AM,
ambas emisoras de Univisión Radio.

Posted on Dec.1/2013

 

Antes que cayera el primer minuto final del día de acuerdo con la hora del Este de los Estados Unidos del sábado 30 de noviembre del 2013, una terrible noticia originada en la costa Oeste del país comenzó a abrirse paso en los medios: la muerte de Paul Walker.

Paul Walker, actor hollywoodense, conocido y reconocido más por su protagónico en la serie de películas de carros The Fast and the Furious, murió en un accidente automovilístico alrededor de las 3:30 de la tarde en Valencia, una comunidad de la ciudad de Santa Clarita, en California, a unas 3o millas al Noroeste de Los Angeles. Viajaba como pasajero en un Porsche Carrera GT; el conductor era su amigo Roger Rodas, de 38 años. Ambos perecieron en la escena.

Aparentemente la velocidad fue un factor clave para la pérdida de control del vehículo que terminó incrustándose contra un árbol, a consecuencia de lo cual estalló en llamas, y los cuerpos de Walker y su amigo quedaron atrapados en la hoguera.

Más que una paradoja, pareciese el final triste de la última secuela de sus películas sobre las carreras ilegales callejeras.

Walker acababa de salir de un acto benéfico de su institución Reach Out Worldwide para auxiliar a la víctimas del tifón filipino Haiyan.

Con el anuncio de su muerte, inmediatamente debió perfilarse en la mente del país como un fantasma atroz el símil de la del iconográfico James Dean, otro actor apasionado de los coches deportivos quien a sus 24 años murió conduciendo su Porsche 356 el 30 de septiembre de 1955 al chocar de frente con otro deportivo a las 5:45 en la antigua Carretera 466 en California.

Más de una coincidencia hay entonces entre un artista y el otro, pues Paul Walker, a partir de las películas comenzó a correr y a establecer una colección de una treintena de rarezas como el BMW E36 M3 y un E30, un R34 Skyline GTR, un Mitsubishi Lancer Evolution y, su favorito, un Nissan S15 Silvia. También, un Chevy Impala de 1964, y precisamente un Porsche, aunque de modelo distinto siniestrado, un 911 GT3. El actor corrió un BMW M3 en la serie Redline Time Attack, y ganó un campeonato con un Mazda Miata en el Motorsports Enterprises Racing. De este modo, Walker engrosa la nómina de celebridades entusiastas de correr seriamente como el venerable Steve McQueen, Paul Newman, el ex-Beatle George Harrison, Dave Mason (el baterista de Pink Floyd) y Chistopher Cross, aunque él parece en comparación estar en el último lugar.

Walker nació en Glendale, California, el 12 de septiembre de 1973 y se crió en el área del Valle de San Fernando, en el Condado de Los Angeles. Comenzó su carrera actoral muy temprano, en los años 80, como niño, en papeles de segundo orden empero pertenecientes a seriales de televisión y películas importantes; actuaciones en que —algunas de ellas— la gente ha olvidado que aquél chiquillo era él, como en la comedia televisiva Who’s the Boss de los ’80 (en un solo episodio, en 1991) junto a Tony Danza y Judith Light, y también en la pantalla grande en las cintas Pleasantville, de 1998, y Varsity Blues, del año siguiente. Pero nadie discute que su estrellato se debe a The Fast and the Furious, una película de carros, dinámica y juvenil, del 2001, que fue muy taquillera, emblemática sin duda de la Y-Generation.

Devenida franquicia, con 6 secuelas entre el año de su debut y el 2013, Walker compartió rol en la primera con Vin Diesel, pero en la segunda parte (2 Fast 2 Furious, del 2003), con la ausencia de Diesel, pasó entonces a primer plano protagónico. Las otras ediciones de la cinta son The Fast and the Furious: Tokyo Drift (2006); Fast & Furious (2009); Fast Five (2011), y Fast & Furious 6, estrenada justamente el 24 de mayo de este año. En conjunto, contando con lo recaudado hasta el momento de redacción de este artículo por la más reciente edición de ellas —que, por cierto, ha sido la más exitosa: ha recogido $788.6 millones—, la cifra total de ventas rebasa los 2.3 billones de dólares.

De las 6 partes de The Fast and The Furious, la única en que Walker no actuó (ni Diesel tampoco; bueno, un cameo…) es en “la japonesa” Tokyo Drift, de hecho la menos popular ($158,468,292). Universal reaccionó enseguida recontratando a lo primordial del elenco fundador que garantizaría la vuelta de pingües ganancias. Y así ha sido hasta hoy...

En el momento de su muerte a los 40 años, el 30 de noviembre del 2013, una séptima parte de The Fast & The Furious ya estaba en proceso de post-producción, aunque todavía quedaba por filmar hasta enero del año entrante. La cinta comenzó a filmarse en septiembre de este año y Paul Walker actuó otra vez en la serie del autor Chris Morgan, de modo que cuando se estrene en julio del 2014 —si prevalece la agenda de lanzamiento—, será su película póstuma. Ya imaginamos la copiosa asistencia de público…

La séptima parte de F&F, como de costumbre, tiene una amplia nómina de actores.

Además de estas películas, entre unas y otras, Walker protagonizó filmes de diferentes temas como el exitoso Eight Below sobre perros esquimales, The Skulls; Timeline; Into the Blue; Flags of Our Fathers, y Takers.

Ahora todo el mundo se pregunta cuál será el futuro de Los Rápidos y Furiosos sin Walker al volante.

La respuesta podría ser que aunque el personaje de Brian O’Conner desaparecería, la serie podría subsistir pues aún queda Vin Diesel y, además… ¿ha olvidado usted a los autos?

Las películas basadas en automóviles , aún las de animados —ahí está el caso de Cars y también el de Transformers— son y han sido siempre muy atractivas, y The Fast and The Furious no es la excepción.

Pero además, Universal ha sido muy habilidosa en preparar una receta que le ha servido para varios platos, a diferencias de otras cintas sobre el sujeto que ni siquiera han merecido una segunda parte, como Days of Thunder, de Tom Cruise. La cinematográfica ha apostado por una nueva generación de jóvenes, sazonando a todas las películas con el mismo sabor de los videojuegos de carreras y/o persecuciones de autos al que estos chicos han estado acostumbrados desde muy temprano, y ha hecho acopio de la realidad del creciente mercado —¡sin precedentes!— de bólidos de producción y autos deportivos, asociado además al prolífico fenómeno de los coches customized, aftermaket o personalizados, con que sus abuelos no podían ni soñar en su era de adolescentes.

Además, cada película ha “estrenado” un nuevo bólido que ha sido la estrella del momento, compartiendo vigor con gloriosos clásicos del pasado. El cóctel revuelve, entre otros, al Toyota Supra, al Dodge Challenger y Charger originales, al Nissan Skyline, al Subaru STI, al Mazda RX7, al Mitsubishi Eclipse, al Plymouth Satellite, al Chevrolet Camaro y al Ford GT40. De algunos de estos coches su máximo atractivo radica en que, como modelos secuenciales, ya han dejado de existir.

La banda sonora de cada F&F, en perfecta sintonía con estos muchachos —léase sobre todo mucho rap, techno y hasta reggaeton— es otro de los ingredientes clave de la fórmula. De hecho, el rapero Ludacris y el reguetonero Don Omar actúan en la quinta y sexta partes, respectivamente. Y, aún falta una última y crucial movida: conquistar a la joven demográfica feminil en un tema esencialmente para varones. ¿Lo logró? Oh, yesss…. con la inclusión de la ahora histórica actriz Jordana Brewster en la catilinaria de filmes, acompañada en un pronturaio de revelaciones femeninas como la cubano-americana Eva Méndez y Michelle Rodríguez que, por otro lado como un toquecito de sal, complacen al paladar latino.

Las locaciones tampoco se quedan fuera: Cada Fast and... se filma generalmente en un lugar distinto. Desde la primera, que tuvo como escenario a Los Angeles, en las subsiguientes, ya filmadas in situ particular real y/o simulándolo, se han hecho en Miami, en Tokío, en Ciudad Panamá, en República Dominicana, en Río de Janeiro, en Londres, en Islas Canarias...

Pero es indiscutible que con la muerte de Walker, Universal tiene una papa caliente entre las manos: la de pasar la prueba de fuego de descifrar si, para la audiencia, Vin Diesel es más importante que Paul Walker.

En cuanto al carro... mucha gente se pregunta por qué se incendió de manera tan brutal. Pues porque se explotó el combustible. El impacto fue muy fuerte —siendo conservadores, el coche viajaba a más de 80mph— y, el modelo involucrado, como un genuino auto de carreras aunque disfrazado de coche de producción, con tal de balancear el peso, lleva el tanque detrás de los ocupantes, alrededor del centro del auto. De modo que la fricción del golpe frontal debe haber llegado hasta allí, y….

Naturalmente, esta conclusión es asumiendo lo que las informaciones primeras apuntan, que se produjo una explosión instantánea.

Desde que en los años '70 Ford pasó por el trago amargo del estallido de sus modelos Pinto cuando éstos eran embestidos por detrás, los ingenieros de las automotrices comenzaron a trabajar muy fuertemente en un diseño anti-inflamable para el depósito de combustible, de modo que desde hace un tiempo, virtualmente los tanques de gasolina son inmunes a la explosión por percusión... pero el caso es que Porsche de Walker reventó como una bomba.

El Posche Carrera GT es un roadster no sólo adorable, sino antológico. Es como una versión divina del 911, fabricado exclusivamente entre el 2004 y el 2007, nada menos que en una planta en Leipzig, una ciudad germana que perteneció en la era del mundo políticamente bi-polar a la hoy extinta Alemania del Este o Comunista. La mayoría de ellos color gris plateado, sin embargo el modelo accidentado, del año 2005, era rojo.

Un portento de vehículo, cuenta con un motor V-10 de 5.7 litros ubicado hacia el centro del vehículo, que genera 612 hp y 442 libras por pie de torsión y es capaz de alcanzar las 60 millas en 3.8 segundos, con una velocidad máxima de 205 millas por hora. La transmisión es manual, de 6 velocidades, y el coche es de tracción trasera. Tiene un peso de 3 mil 42 libras. El auto hace 9 millas por galón. El primero que se vendió en Estados Unidos lo hizo el 31 de enero del 2004, y su precio inicial rebasaba los $440 mil dólares.

Aunque Porsche anunció que haría 1,500 unidades, cuando EEUU impuso una nueva exigencia sobre las bolsas de aire en el 2005, la firma alemana no quiso hacer la inversión correspondiente a la actualización y dijo que descontinuaría su fabricación desde el 2006. De manera que salieron de la línea de montaje sólo 1,270 unidades, de las cuales 604 han sido vendidas en los Estados Unidos. Evidentemente, en una de ellas viajaba Walker.

¿Quién no lamenta la muerte de Paul Walker? Probablemente en lo adelante el 28300 de Rye Canyon Loop será punto de peregrinación de sus fans.

Mientras, aún creyendo que en el futuro, de supervivir la serie de The Fast and the Furious sin él sus seguidores dirán que ya no será lo mismo, de seguro por igual cruzan los dedos para que el más exitoso rosario de películas de automóviles de la historia del cine no fenezca. Y rogamos también para que con su muerte, surja una señal de alarma para parar el preocupante fenómeno de conductores que convierten irresponsablemente a las avenidas de la ciudades de Estados Unidos en pistas de carrera. Que la cruz de hierro con el nombre Paul Walker que alguien clavará en la acera junto al árbol donde perdió la vida y que será adornada con flores y hasta algún oso de peluche, sea la última que señale la muerte callejera de un joven conductor norteamericano, famoso o no.

 
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