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Una visita al Museo de los Autos de Elvis Presley
Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA,
domingos a las 12:00pm ET por WQBA 1140 AM ,
y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes a las 5:00pm,
por WAQI 710 AM, en Miami, Florida,
ambas emisoras de Univision America.

Todas las fotografías del autor, excepto las señaladas con un punto rojo, cortesía ajena.
Posted on Jun.13/2012

Nada va mejor con el rock and roll que los autos, y viceversa. Por eso, quien visite Graceland, la mansión de Elvis Presley en Memphis, Tennessee, abierta al público desde hace años, no debe dudar en cruzar la calle y visitar el Elvis Autoland o el Museo de los Automóviles de Elvis Presley, inaugurado el 13 de junio de 1989.

En octubre del 2007, el editor de los Canales de Autos y Viajes de este website, lo visitó.

El sitio alberga una colección de vehículos propiedad del Rey del Rock, y entre sus piezas más notables están el eternamente famoso Cadillac rosado de Elvis, y un par de exclusivos Stutz como corresponde a esa marca, uno de los cuales fue el último coche que el cantante condujo.

La instalación se asienta en 18 acres, que contempla además el estacionamiento donde también se hallan en exhibición los dos aviones privados de Presley, un cuatrirreactor Convair 880, y su Jetstar ejecutivo.

Le da la bienvenida al visitante un Cadillac verde de 1957, convertible, montado sobre un estrado en cuyos laterales un nostálgico lumínico de neón identifica el sitio, y ya una vez dentro se puede apreciar la colección de vehículos, una treintena de ellos entre autos y motocicletas, en un ambiente íntimo.

El lugar es agradable por dentro, una amplia nave de ambiente oscuro como en un estudio de televisión o un teatro, y cuya iluminación entonces destaca los vehículos en exhibición y los diversos displays en que éstos son mostrados al público.

Comencemos el recorrido por las motocicletas; son Harley Davidson, como es fácil de suponer que preferiría una luminaria fundadora del rock en los años 50, pero tales biciclos no son de ésa década. Son de 1966 una y la otra de 1976, modelo Electra-Glide 1200, acompañadas de una Honda de 1965.

En cuanto a carros en particular, el gusto de Elvis era disímil aunque más orientado a coches caros y más de lujo que deportivos, y de dentro de ese esquema la marca Cadillac tiene un sitial tan especial, que podría decirse que el cantante y la firma eran una misma cosa. Es por eso que bajo ese techo se encuentran el famoso pink Cadillac que regalara a su madre, y el descapotable púrpura de 1956.

Elvis y Cadillac
El mercado automotriz norteamericano ha cambiado muchísimo desde los años 50 hasta el presente. De haberse iniciado Elvis Presley en las dulzuras de la fama y la fortuna en estos días, posiblemente habría escogido como su coche de lujo a Mercedes…y quien sabe si hasta Lexus. Pero back in the fifties, el prospecto norteamericano tenía una conducta de consumo más patriótica. Well, en realidad tampoco tanto… hay que reconocer que los ofrecimientos del mercado automotriz estadunidense no eran tan variados en materia de vehículos foráneos como ahora, especialmente en el segmento de vehículos fastuosos como ahora— y por eso el epítome del auto suntuario era Cadillac, y por tanto el supremo índice de status sobre ruedas.

De modo que la alternativa ‘natural’ en autos de esa especie para un chico pobre que casi de la noche a la mañana se convirtió en un nuevo rico, era Cadillac.

Y claro EP que pudo haberse abrazado a Lincoln, o a Packard —firma considerada como el Rolls Royce americano—, pero Cadillac tenía un sabor más juvenil. A mediados de los ’50 un Cadillac costaba unos $7 mil dólares, equivalentes aunos $64 mil del 2013. La marca en general, en el segmento de lujo a que pertenecía, rebasa en ventas a modelos rivales como el Lincoln Continental y el Chrysler Imperial, y además era la que más mantenía su valor de reventa. En 1955 se vendieron más de 140 mil Cadillacs en los Estados Unidos. Los Cadillacs de entonces contaban con motor V-8 conectado a transmisión automática.

El primer Cadillac de Elvis fue un modelo 1954 que ordenó repintar de rosado. Ni Cadillac ni ningún fabricante ofrecía sus autos en ese color. Incluso los famosos Cadillacs rosado tipo pintalabios de la compañía Mary Kay Cosmetics vinieron después, pues la compañía de maquillajes fue fundada en 1963. El cantante ya había mencionado a un Cadillac rosado en su canción Baby, Let’s Play House. Así nació la cultura del Pink Cadillac, de a mano del gusto de Elvis, inmortalizada luego en la canción del mismo nombre, escrita en 1984 por Bruce Springsteen, integrante del disco Born in the USA y que corrió en la radio como cara B del 45RPM cuyo Lado A contemplaba el hit Dancing in the Dark (sin embargo, la versión más famosa es la de Natalie Cole, de 1988).

Este primer Cadillac del Rey del Rock, que servía de transporte para él y los Blue Moon Boys —la primera banda de Presley, integrada por el guitarrista Scotty Moore y el bajista Bill Black— duró poco, porque un escape de líquido de freno lo incendió en plena carretera entre los poblados de Hope y Texarkana en Arkansas el 5 de junio de 1955.

Exactamente un mes después de la perdida, Elvis adquirió su segundo Cadillac, un Fleetwood Series 60, originalmente azul con techo negro, que otra vez mandó a pintar de rosado pero conservando la parte superior oscura, lo cual se nos antoja una combinación pésima. Para entonces no fue ya cualquier rosado, sino un matiz especial creado especialmente para la estrella, en lo adelante conocido como el ‘Rosa de Elvis’. Lo pintó la compañía Art, en un vecindario en Lamar Street. Este fue el Cadillac que Elvis regaló a su mamá Gladys, a pesar de que lla nunca tuvo licencia para manejar ni condujo jamás, de modo que continuo usándolo él.

Pero otra vez en Texarkana, el 2 de septiembre de 1955, mientras lo manejaba Scotty More, rozó una camioneta que cruzaba en sentido contrario y le provocó daños por valor de $1000 dólares. Elvis no se deshizo del coche sino que lo mandó a reparar y, como en noviembre de ese año firmó su contrato con RCA, en marzo de 1956 le reemplazó la vestidura y cambió el color del techo a blanco, y ésa es hoy la pieza más importante del museo, que ocasionalmente para fotografías es estacionado frente a Graceland. Una de las visitas del carro más importantes de este tipo ocurrió en el 2006 cuando el entonces presidente George W. Bush llevo a Graceland al primer ministro japonés Junichiro Koizumi, quien arribó orondo luciendo unas gafas de sol tipo Elvis.

Sin embargo, antes de alcanzar este grado de historicidad, el carro lo manejó desde 1961 su “socio del alma”, Joe Esposito, el miembro más prominente de la llamada Mafia de Elvis. Para entonces la auténtica “dueña” del vehículo, la madre del artista, ya habría muerto (1958), y en 1961 compró un nuevo Cadillac, un Coupe De Ville al que le invirtió el patrón cromático: carrocería blanca con techo rosado. Rara vez Elvis dejó el Cadillac que adquirió en su color original. Del convertible púrpura de 1956 que atesora el museo, originalmente blanco, cuenta la leyenda que él aplastó un puñado de uvas violetas sobre la carrocería para demostrarle al taller de pintura qué matiz quería para el hermoso Eldorado.

Los Cadillacs rosados de Elvis han fertilizado la inspiración de otros creadores, como el actor y cineasta Clint Eastwood, que en 1989 protagonizó la película Pink Cadillac, y el escritor Robert Dunn publicó su novela musical con el mismo título en el 2002. El resto de su vida Elvis continuó sobre todo regalando Cadillacs a familiares y amigos, uno de los cuales agració a su padre Vernon, en los años 70. Era un Eldorado Sports Coupe de 1975, ¡de doce que el artista compró el 30 de julio del citado año, por un valor de más de $140 mil dólares en total! El coche, con sus 51 mil millas originales hasta hoy, se puede ver en otro museo de autos, en el Alpine Auto and Buggy Museum en la imitación de villa bávara de Helen en Georgia

Allí también se encuentra otro Cadillac de Elvis a cuyo volante y a su lado están sendas reproducciones en cera del cantante. En este caso se trata de un Seville de 1976 perlado con techo marrón de vinil corrugado que compró personalmente él el 27 de julio de 1975 en el dealer Madison Cadillac de Memphis. Pagó su etiqueta de $11 mil dólares en el acto. Lo condujo por unas semanas, y finalmente se lo obsequió a su dentista, el Dr. Hoffman, en octubre del mismo año.

Otros carros Probablemente, de la colección, a continuación los dos vehículos más notables en escala descendente sean los Stutz, de 1971 y 1973. Stutz era una marca de autos privada, fundada en Indianapolis en 1911, con producción intermitente, muy limitada, de carros de lujo casi por encargo.

El modelo Blackhawk de 1973 había sido encargado por Frank Sinatra, pero el encanto personal de Elvis convenció al vendedor para que se lo pasase a él. Adquirió el vehículo el 6 de septiembre de 1974 por un down payment o pago inicial de $20 mil dólares. Contaba con motor de Pontiac V-8, de 6.5 litros, y generaba 230hp. El interior exhibía vestidura de genuina piel y acentos en oro de 18 quilates. Fue el último auto que Elvis manejó; eso fue el 16 de agosto de 1977, fecha en que murió.

Era su segundo Stutz. El primero, modelo ’71, le fue entregado en octubre de1970, y aunque ahora se encuentra allí en perfecto estado, tuvo que ser reconstruido porque un conductor que Elvis contrató lo destruyó completamente en un accidente el 1ro. de julio de 1971.

Del mismo tono opulente se encuentran allí un Lincoln Continental Mark II de 1956, una limusina Mercedes-Benz de 1969 que Elvis gustaba de usar en sus visitas a Los Angeles, California, y otro Benz, un 280SL de 1970, que regaló a su esposa Priscilla.

En el sector deportivo, hay que citar el Ferrari Dino de 1975 modelo 308 GT4 con carrocería de Bertone. Era de segunda mano que compró al contado por exactamente $20,583 dólares. El certificado de transacción se encuentra en display en el museo.

Y cabe incluir aquí el bello MG rojo que usó en la película Blue Hawaii, cuya foto viene inmediatamente debajo:

De distinta especie no se puede obviar el gracioso Jeep Willys Surrey de 1960 que Elvis compró para uso de la custodia de Graceland. Pagó por él $1981 dólares cash al concesionario Sharp Motor Company de Memphis, y aunque es idéntico al que aparece en la cinta Blue Hawaaii, en cambio no es ése.

Los displays del museo son agradables, con vegetación interior y hasta la reproducción de una vieja gasolinera decorada con bombas del pasado y la sección trasera de un Caddy ‘59 rojo.

Si bien vale la pena ver cómo vivía Elvis, también lo amerita ver qué manejaba —y hasta en qué volaba— en este interesante museo, justo frente a Graceland.

 
A continuación, algunas otras fotos del Museo de los Automóviles de Elvis Presley, en Memphis, Tennessee:

 

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