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Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com
y conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA 1140 AM
de
Univisión Radio.
Miembro fundador de SAMA.

Posted on July 21/2013 • Aired live! on AUTOMANIA on the same date.

 

Hemos tenido la fortuna de conducir todas ls generaciones del Toyota RAV4, aún la primera y muy modesta, en 1996, cuando era un vehículo de tres puertas, cuyo breve review publicamos entonces en la sección de autos de la revista ¡ENTÉRESE!, de la que éramos jefe de redacción. El mismo diseño, pero ya con cinco puertas, arribó unos dos años más tarde. Como modelo 2013, el vehículo se encuentra ahora en su cuarta y necesaria edición, totalmente rediseñado.

Y decimos necesaria, porque desde el 2006 se mantenía casi inmutable en su tercera, aunque con algunos refrescamientos —en el 2008—, y la verdad es que ya necesitaba cantar una nueva canción. Junto con la camioneta Tacoma, esa penúltima generación del RAV4 ‘06 interpretó uno de los ciclos de rediseño más largo de coche alguno de la firma.

Menos la primera edición que nos pareció en diseño… hmmm… ¿raro?, gracias a su brevedad corporal nacida de su corta distancia entre ejes y sus solo tres puertas, en realidad siempre nos gustó el RAV4.

Su segunda generación fue la que más nos ha gustado hasta hoy —y que sirvió para encarnar uno de los primeros autos eléctricos de Toyota, el RAV4 EV, aunque hemos de reconocer que la tercera, basada en un vehículo más grande, fue la que plantó la semilla para un RAV4 más capaz, en el que el de ahora se basa. En aquella oportunidad, nos encantó una asidera manual instalada en la pared en el tercio trasero de carga, que una vez que se tiraba de ella, abatía la espalda de la segunda fila de asientos para prodigar más espacio interior, auxiliando así a quien viene a depositar cosas allí y que al carecer de esta comodidad, habría de realizar la operación a través de la segunda puerta lateral.

Ahora para el 2013, el RAV4 viene absolutamente rediseñado y es sin duda el mejor de todos, a pesar de haber dejado algunas cosas en el camino, como la versión con motor V-6, cosa que lo separaba de su rival CR-V de Honda que únicamente venía en cuatro.

Y comencemos por ahí, por la planta motriz.

El Toyota RAV4 del 2013 cuanta con un motor de 4 cilindros y litraje de 2.5 con 16 válvulas para una potencia de 178hp y 172 libras por pie de torsión. Se trata en esencia de la misma planta del modelo anterior conectada a transmisión automática de 6 velocidades, y existe como opción del AWD. Esta transmisión reemplaza a la vieja de 4. La eficiencia es muy buena, 24mpg en la ciudad y 31 en la autopista, con un combinado de 26. Pero como nuestra unidad de pruebas era AWD, mermó a 22, 29 y 25, lo cuales no son malos números tampoco.

Este motor garantiza una adecuada conducta de desplazamiento coherente con la talla y porte del SUV compacto, y la verdad es que no extrañamos el V-6 para nada. No percibimos pesadez de rodaje ni esfuerzos extras del motor para mover esqueleto y carcaza, para una sensación de plena satisfacción de fuerza al volante. Ha sido una buena decisión ahorrativa la de Toyota la de cortar el V-6 de 3.5 litros, que es la planta insignia de la marca y el motor de estándar en la mayoría de sus modelos, porque sólo una fracción de la demográfica del vehículo lo consumía así.

El diseño exterior del RAV4 ’13 es a todas luces bello y el más elaborado de si historia. Tiene un gran momentum en el frente con su parrilla mezcla de ilusión más dinámica y más atlética, pero nuestro punto preferido son las lámparas de atrás que se integran a una escultural parte trasera.

Son tan protuberantes, que a veces uno cree que se trata de un desperdicio de plástico, pero no, su belleza justifica cualquier exceso. Nos encantó que, contempladas de lado, se descubre que su línea superior es indiscutiblemente horizontal.

Definitivamente en lo que a styling se refiere, la silueta del RAV4 es de las más hermosas entre sus rivales.

En realidad, sus dimensiones físicas, aunque ahora es más grande, parece más grande que en lo que en realidad es. Y entre los cambios de carrocería nos encanta que ahora la quinta puerta para acceder al compartimiento de carga es de swing vertical con bisagra en el techo —con apertura remota en el modelo mejor dotado—, y que la rueda de repuesto ya no va allí, pues ha sido enclaustrada, y por eso es más ligera la manipulación de la compuerta en el presente.

El RAV4 viene en tres niveles, el básico LE, el mediano XLE y el Limited. Toyota apuesta como el de volumen al del medio, que fue justamente el que manejamos y que tenía un precio total exacto de $27,535.

Nuestro modelo traía butacas delanteras más deportivas con vestidura de tela pero de género superior, con todas las operaciones rutinarias eléctricas, sunroof, climatizador dual, radio satelital, el infotainment Entune de Toyota, pero el GPS es opcional. Los rims son de aleación, de 17 pulgadas. Sin embargo, el modelo básico, que arranca con una etiqueta de $23,300, viene por lo menos en cuanto a electrónica muy bien capacitado también.

Trae lámparas automáticas de circulación diurna, retrovisores laterales retráctiles, todas la operaciones eléctricas dentro —no hay ventanillas o pestillos de mano—, segunda fila de asientos reclinable, cámara para la marcha atrás, conexión Bluetooth y puerto USB.

Naturalmente, el Limited, con una etiqueta de arrancada un poco por encima de $27 grandes pero que según ofrecimientos puede rebasar los $30 mil, sube a la cima con aros de 18 pulgadas. La puerta trasera, eléctrica, es de altura ajustable para evitar pegarle al dintel del garaje, y entre otras virtudes aporta retrovisores antidestello de luminosidad adaptable automáticamente, butaca para el conductor eléctrica con 8 posiciones, vestidura de piel y sonido tradicionalmente JBL para Toyota, con nada menos que 11 altavoces.

El Limited viene con un interior en dos tonos, negro y marrón mocasín, que es una verdadera belleza.

Y ya que citamos el interior, éste es el mejor con que pudo quiméricamente soñar el RAV4 allá en sus pañales a mediados de los años 90.

Con la herencia en espíritu del Camry rediseñado desde el 2012, la pizarra es al igual que la parte trasera del vehículo muy escultural, de varios niveles, y abundante en materiales blandos, incluso tipo acolchonado, y puntadas grandes en los costurones para más belleza. En realidad, nos atreveríamos a asegurar que su interior es superior al del Camry 2012.

Es, dentro de su nivel, uno de los mejores interiores contemporáneos de Toyota. Empero nos disgustó la sensación barata que ofrecen los botones de la consola dedicadoa al AC, al ser rotados.

Y, a propósito del aire acondicionado, el lomo de la consola del nuevo RAV4 tiene una tobera extra que crea una poderosa corriente que, al seguir el curso de la línea interior del techo, favorece a los ocupantes de la fila de atrás.

En el renglón de seguridad, el RAV4 cuenta con frenos antibloqueo, control de estabilidad y tracción, bolsas de aire frontales y laterales de cortina, y detección de punto ciego. En el corte Limited existe la alerta de trafico que cruza por detrás, muy útil para cuando se da marcha atrás en el estacionamiento del supermercado con pobre visibilidad, o en el driveway en la barriada, en qie el hijo del vecino nos pasa por detrás distraído con su patineta.

¿Capacidad de carga? Pues 38.4 pies cúbicos que incrementan a 73 con la espalda de la segunda fila de asientos abatida, una de la amplias en la categoría.

Históricamente, el RAV4 ha sido un buen vendedor. En el año de su debut, 1996, se vendieron 56,709 unidades en EEUU. El mejor año, dentro de su tercera generación fue el 2007, con 172, 752, pero la crisis económica afectó los números hasta unas 137 mil en el 2008. Para el año pasado las ventas fueron de 171,877. Con este rediseño agradable y necesario, de seguro Toyota hará zafra con su flamante RAV4.

Para los amantes del ADN, el RAV4 es japonés, ensamblado en las plantas de Tahara y Obu, en Aichi, Japón.