Adiós a WHITNEY HOUSTON

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA que se transmite
cada sábado de 2:00pm a 3:00pm ET y cada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET,
y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes de 6:00pm a 7:00pm ET,
ambos por WQBA 1140 AM,
en Miami, Florida, una emisora de Univisión Radio

Posted on Feb. 12/2012

Había una vez un sábado por la noche del tercer milenio en que millones de ciudadanos de Estados Unidos que estaban fuera de casa cenando, paseando, bailando o disfrutando de un banquete nupcial se enteraron de una muerte grande no por la radio o la televisión como cuando Kennedy fue asesinado, sino a través del teléfono celular. El mensaje de texto decía lacónicamente, “murió Whitney Houston”. Muchos tenedores cayeron de la mano; unos golpearon la losa con su típico clang!, mientras que otros emitieron un bump sordo al amortiguar la caída sobre el mantel. Estos son algunos de los giros con que se manifiesta la sorpresa.

Y Cupido, que apadrinaba adelantadamente su fiesta personal del martes 14 de febrero, fue desplazado por los visajes de La Parca, que irrumpió vestida de siglo XXI en Facebook y Twitter.

Whitney Houston tenía 48 años. Y se murió. Era todo lo que las televisoras, las estaciones de radio y los medios de Internet simplemente reflejaban, y mientras, generaban más llamadas telefónicas y text messages a los que nunca pudo aspirar la noticia del choque de Diana en el Puente del Alma en París en agosto de 1997.

Inicialmente no se sabía dónde ni cómo, hasta que luego fue revelado que la halló inconsciente su guradaespaldas (no Frank, de celuliode, sino el de carne y huesos de verdad cuyo nombre no se acordará nadie y al que ella no amaba) en una habitación del cuarto piso del Beverly Hilton Hotel en Los Angeles, la víspera de los premios Grammy. Eran las 3:43 pm, Pacific Time, cuando la policía recibió la llamada de urgencia al 911. Apenas dos minutos después los paramédicos le practicaron técnicas de reanimación por 20 minutos. A las 3:55 pm del sábado 11 de febrero del 2012 fue pronunciada muerta en la habitación y acaso alguno de los rescatistas pensó en una versión de ébano de la muerte de la Monroe. Pero de qué murió, todavía ni una palabra, al menos al momento de la redacción de este artículo.

Las autoridades dijeron no haber hallado evidencia de violencia o suicidio. Un testigo dijo haberla visto un par de días antes en la piscina del hotel, acompañada de su hija, feliz y saludable. Whitney participó en la pre-gala del Grammy que presentó el cantante Kenny Latimore, quien también la vio gregaria y de buen humor, rodeada de familiares y amigos.

Allegados dicen que éste era el instante del año preferido de Whitney, lo que disipa dudas de suicidio, pero no de su condición física: según otra persona que la observó en los ensayos con vistas a la celebración justo en la noche en que ocurrió su muerte, Whitney se veía cansada, desaliñada, y su aliento olía fuertemente a alcohol y cigarrillos.

El cadáver de Whitney fue removido del hotel en las primeras horas de la madrugada del domingo. Justo para entonces, los productores de los Grammy para la noche de ese día ya estaban anticipadamente ojerosos, desarmando la ceremonia para incluir un homenaje a la estrella caída.

Lo mismo pasó durante la habitual fiesta de la noche antes de Clive Davis, el hacedor de su fama. La celebración gravitó en torno a la inesperada noticia. Davis le dedicó la sesión y pidió un momento de silencio para ella. Y, a millas de allí, su ex-marido Bobby Brown concluyó más tempranamente el concierto con su grupo New Edition en Southaven, Mississippi. Bobby dijo ante los presentes, “Te amo, Whitney, la cosa más difícil para mí es estar en este escenario”. En la balada que siguió, a Bobby se le quebró la voz y tuvo que abandonar la escena.

Aretha Franklin dijo que no podía creer lo que estaba viendo en la televisión, y Lionel Richie expresó a CNN que sus pensamientos volaban hacia la madre de Whitney.

Que no la mató nadie… que no se suicidó. Hmmm…

Los que saben que Whitney había sucumbido a lo que con intensidad sucumbió, piensan distinto. Piensan que sí la mataron y que a la vez, por contrastante que parezca, por adición se suicidó. El autor del hecho es el lento pero aplastante asesino a sueldo del Diablo, las drogas.

La muerte de Whitney Houston perfila sobre su vida-carrera, más que una caja de caramelos surtidos, una bandeja de sushi. Los primorosos California Rolls representan su pristina voz, su rosario de éxitos; pero ahí está el wasabi a un lado del plato, con el toque amargo que ilustra la presencia de las drogas en una gran etapa de su vida.

Un tabloide sensacionalista la exhibió hace poco en su portada con una de esas fotos a exprofeso escogidas en que se veía fatal, acompañada del titular “se está muriendo”. Lo terrible de este tipo de publicaciones, en las que mucha gente no cree, es que terminan teniendo razón.

Lo que primero que comienza a empañar la imagen de Whitney Houston fue su turbulento matrimonio de 15 años con Bobby Brown, que desembocó en divorcio en el 2007. La unión fructificó en la única hija de la cantante, Bobbi Kristina Houston Brown, que nació el 4 de marzo de 1993 (Bobby tenía ya tres hijos de relaciones anteriores). En el video de su versión de I’m Every Woman para promover la banda sonora de la película The Bodyguard, se ve a Whitney embarazada.

Tras haber tenido romances con el futbolista Randall Cunnigham y el actor Eddie Murphy, Whitney se casó con Bobby el 18 de julio de 1992. Ambos se conocieron en los Soul Train Music Awards, porque él era cantante de R&B. El noviazgo pues duró 3 años.

Toda la década de los 90, lamentablemente, Whitney Houston hizo más noticias gracias al mal matrimonio con Brown que a su carrera. Los rumores de que peleaban con fiereza física y verbalmente, que él le pegaba y la maltrataba emocionalmente eran frecuentes, mientras sus fans se preguntaban cómo ella podía ser tan aguantona, que siempre volvía a él. En una ocasión, un tabloide dijo que durante una gira por carretera de una ciudad a otra en el centro del país, Bobby la echó a la fuerza del autobús y que le dejó abandonada al pie de la vía. Otro vehículo de la caravana la recogió…

Moralmente, la pareja sufrió también gracias a los desvaríos de Brown. Fue a parar a la cárcel varias veces, pero Whitney, enamorada, lo toleró todo. Un video recoge el instante en que ella lo espera ansiosa en las afueras del penal en el instante en que él fue liberado. Whitney se abraza con el cuerpo entero a su marido. Después, vinieron las drogas…

No eran chismes, sino más que evidencias de su conducta pública típica del llamado abuso de sustancias, sus propias confesiones. Aunque, como siempre ocurre, al principio Whitney lo negó, luego reveló ella misma que consumía cocaína, marihuana y barbitúricos. También bebía fuertemente.

Le dijo a Oprah Winfrey en una entrevista en el 2009 al pairo del lanzamiento de The Preacher's Wife, “usar drogas era cosa diaria. Yo hacía mi trabajo, pero al terminar por un año o dos lo hacía todos los días. Yo no estaba muy feliz en esa época. Me estaba perdiendo a mí misma”.

No hacía falta que lo dijera: su voz no habría podido ocultar que algo andaba mal, muy mal.

Presentaciones suyas en vivo resultaron escandalosas recientemente cuando su interpretación fue francamente penosa. Carente de melodía, de potencia, de afinación. Como que su talento hubiese sido secuestado por un impostor.

Además, su conducta corporativa también cambió. Se volvió irresponsible. Whitney comenzó a faltar a citas, o a llegar tarde, o a honrarlas pero muy impresentablemente y a cancelar conciertos. En el año 2000, cuando su mentor Clive Davis fue inducido al Salón de la Fama del Rock & Roll, Whitney iba a cantar en el evento, pero faltó. Pocos después, debía participar en los Academy Awards pero se apareció en tan mal estado que su propio amigo de años, el compositor Burt Bacharach que era el director musical del show, la echó.

Sin embargo, a pesar de todos estos antecedentes, todavía no se ha revelado una relación entre su muerte y las drogas, y acaso Whitney estaba en plena recuperación. No se encontraron alucinógenos en la habitación, ni alcohol, pero sí potes con medicamentos legales recetados.

Como fue removida de la bañera, la autopsia aún debe descifrar si se ahogó.

Pero drogas o no, y aún más allá de este zigzagueante viaje suyo entre lo censurable y lo adorable, entre la buena y la mala fama, lo que prevalecerá es el brillo de su voz y las canciones que nos dejó.

Whitney Elizabeth Houston nació el 9 de agosto de 1963, en una envidiable canastilla de abolengo musical: Su madre es la cantante de gospel Cissy Houston, su prima la diva Dionne Warwick, y su madrina Aretha Franklin.

Su padre, que murió en el 2003, John Russell Houston, Jr., un ejecutivo del mundo del entretenimiento, plantó el hogar en una barriada de clase media en Newark, New Jersey.

Sus primeras incursiones en el canto las hizo en el coro de la iglesia. Cuando su voz maduró al impresionante torrente que la caracterizó, en 1977, a los 14 años, se convirtió en voz de fondo de la banda de Michael Zager, que al obtener un contrato discográfico con Elektra en 1980 quiso llevarse con él a Whitney pero su madre no lo permitió porque la chica era muy joven y quería que terminara la escuela primero.

Pero Whitney continuó cantando profesionalmente. En 1978 volvió a hacer de background vocals para el hit de Chaka Khan I’m Every Woman que ella superó después en su propia versión de 1992. También hizo lo mismo para Lou Rawls y Jermaine Jackson.

Mas el despegue de Whitney ocurrió cuando wn 1983 Gerry Griffith, representante de Artistas y Repertorio de Arista Records la escuchó cantar en un club en New York junto a su madre. Inmediatamente Griffith se lo dijo a Clive Davis, el presidente de Arista y bajo cuya ala florecieron estrellas como Barry Manilow, y éste la firmó. Empero la discográfica decidió añejar un poco más a Whitney antes de lanzar el primer disco. El propósito era cocinar bien la receta, con buenos productores, compositores y canciones para un gran lanzamiento, lo que ocurrió con el album “Whitney Houston”, siguiendo la tradición de emplear como título en la opera prima del artista sólo su nombre, para subrayar su identidad.

La carrera de Whitney Houston, luminosa desde la arrancada, tiene tres grandes hitos. Uno, este, el del lanzamiento de su placa primera; dos, la salida al mercado de su segundo LP, “Whitney”, y tres, la película y el soundtrack de The Bodyguard.

“Whitney Houston” fue grabado entre 1984 y 1985. Comenzó a venderse el 14 de marzo de 1985. Tenía 10 canciones, duraba 47:23 y todavía se lanzó en placa de vinilo con Cara A y Cara B. Clive Davis quería usar para la cubierta una bella y sexy foto de Whitney a cuerpo completo en un traje de baño blanco a la orilla de la playa, pero después se decidió relegar la imagen a la contraportada y usar una foto más “étnica” y elegante de la cantante, con el cabello recogido y un vestido blanco (Whitney Houston, una bella mujer con brillante sonrisa, también hizo una exitosa carrera como modelo).

No fue la balada “jazzeada” de título Saving All my Love for You el primer corte de “Whitney Houston”, pero sí la que llevó el disco a su primer No. 1.

La popularidad del LP luego creció con la divertida How Will I Know —acompañada además de un videoclip que la ayudó mucho en la era gloriosa de MTV—, y finalmente The Greatest Love of All, otro gran single.

Saving All my Love —un remake sobre el original de 1978 de los ex-5th Dimensions Marilyn McCoo and Billy Davis Jr.— fue lanzada el 13 de agosto de 1985; How Will I Know el 12 de noviembre del mismo año, y The Greatest Love of All el 18 de marzo de 1986. How Will I Know estuvo dos semanas en primer lugar el 22 de febrero de 1986.

Pero a pesar del tremendo suceso de “Whitney Houston”, NARAS y su director Michael Greene cometieron la injusticia de descalificar a Whitney para la nominación de Best New Artist de 1985 para la Vigésimooctava Edición de los Premios Grammy efectuada en febrero de 1986, aludiendo que Whitney ya tenía una canción grabada antes de este punto como vocalista invitada a sendas canciones de Teddy Pendergrass y Jermaine Jackson. Lo mismo le hicieron a Richrad Marx para, a la larga, quebrar la norma en 1988, 1999 y en el 2001 con, respectivamente, Jody Watley, Lauren Hill y Shelby Lynne. Un error que ya no tiene solución y que demuestra el caprichoso e inconsistente patrón de NARAS y su regidor.

El próximo jalón importante en la carrera de Whitney Houston es su segundo disco, “Whitney”. “Whitney” fue grabado entre septiembre de 1986 y febrero de 1987. Con 11 canciones y 53:09 minutos de duración, fue lanzado el 2 de junio de ese año. El primer hit, I Wanna Dance with Somebody (Who Loves Me) debutó el 28 de mayo; Didn’t We Almost Have it All, el 13 de agosto, y So Emotional, en noviembre 12. Tres singles más que continuaron labrando la popularidad de Whitney.

La cubierta de este disco ya refleja a una Whitney Houston más “liberada” con arreglo de cabello muy a los eighties, ya desprovista de la imagen classy de la placa precedente.

Para “Whitney” fue otro disco multiplatino. Algunos críticos, que esperaban un producto distinto, dijeron que “Whitney” era más de lo mismo de “Whitney Houston”. Pero en eso radicó su éxito.

Los tres hits del disco llegaron al No.1 para el récord de un total de siete Number Ones consecutivos, rompiendo el de 6 de The Beatles y Bee Gees. De este modo además, Whitney se convirtió en la primera artista femenina en generar cuatro Números Uno del mismo álbum.

Pero en cuanto a lo vocal, cuando el público se percató que estaba presente ante todo monstruo en el buen sentido de la palabra, fue cuando en plena Guerra del Golfo interpretó en el Super Bowl XXV el 27 de enero de 1991 el himno nacional. Fue tan conmovedora su interpretación del Star Spangled Banner que hubo de ser lanzada comercialmente como single y como video, y alcanzó el Top 20 en el US Hot 100, haciendo de la pieza un hit pop de insospechada magnitud (la versión de Jose Feliciano alcanzó el No. 50 en noviembre de 1968).

El tercer gran puntillazo de Whitney vino en 1992 con la banda sonora de “El Guardaespaldas”. La estrella demostró que no sólo lo era del canto, sino de la pantalla grande también. Su actuación fue decorosísima.

A pesar de haber recibido reviews pendulantes, la película demostró que Whitney Houston también podía actuar. Eso le valío que luego en 1995 regresara a Hollywood a bordo de Waiting to Exhale, junto a la gran Angela Basset, en una cinta —crítica— que aborda la relación de la mujer afro-americana con el hombre de su misma raza.

Dirigida por Mick Jackson y producida por Kevin Costner, The Bodyguard, con música de Alan Silvestri y 130 minutos de duración, fue estrenada el 15 de noviembre de 1992, bajo la distribución de Warner Bros. La trama podría tener su origen en la historia real de la cantante Bonnie Tyler —la intérprete de Total Eclipse of the Heart— que se enamoró de su guardaespaldas y se casó con él.

En The Bodyguard, Whitney, que hace el papel de la cantante Rachel Marron, una cantante famosa acosada por un demente que quiere matarla, contrata al agente secreto Frank Farmer, que trabajara para el equipo de protección de Ronald Reagan —esto es ficción—, protagonizado por Kevin Costner. Rachel y Frank se enamoran. La cinta llamó la atención por abordar una relación amorosa interracial. Hasta hoy, ha recaudado unos $410 millones de dólares.

Mas el éxito del filme palidece ante el de la banda sonora. Lanzada en CD el 17 de noviembre de 1992, contiene los éxitos I Will Always Love You (que salió al mercado el 3 de noviembre del mismo año); I’m Every Woman (2 de enero del 93), y luego I Have Nothing, en febrero 20.

La versión de I Will Always Love You de Whitney Houston es brutalmente insuperable, mejor que la original de 1974 de su autora, la cantante country Dolly Parton. La otra que más se le aproxima es la de la diminuta cantante filipina Charise, pero, qué va…

I Will Always Love, por Whitney Houston, es todo un monumento vocal de perfección divina. La canción estuvo en primer lugar port res semanas consecutivas. Le valió el Grammy por Record of the Year, la Mejor Cantante Pop Femenina, y Banda Sonora del Año. Es el single en una voz femenina mejor vendido de la historia, y el primero también en lograr ventas de más de un millón de copias del album a que pertenece en una semana.

Whitney Houston era una mezzo-soprano con un amplio registro tonal —tres octavas— dentro de su tesitura. Integra la lista exclusiva de lo que posiblemente sean las tres voces femeninas más importantes de las décadas de los 80 y 90; ella misma, Mariah Carey y Celine Dion. A diferencia de la Carey, no se dejó coaccionar por la obligación de representar su demográfica de origen —haciendo un crossover al R&B como le exigían, cosa que ignoró—, y se mantuvo en su categoría de Pop. Por eso fue criticada, por apelar más a una general audiencia blanca que a la negra de sus raíces. Por eso fue abucheada en los Soul Train Awards in 1989...

Siendo un sex-symbol también, tampoco dejó que su arista sexy solapara su gran talento como cantante, como sí ha hecho Mariah Carey.

Whitney Houston, más que influida, es influencia. Lo ha sido para la más reciente camada de cantates femeninas como Cristina Aguilera y Alicia Keys. Muchas de ellas, como Nelly Furtado, Kelly Clarkson, Britney Spears, Ciara, Pink, Beyonce y más recientemente Jennifer Hudson, así lo reconocen.

Una de las mejor vendidas artistas del siglo XX, reporta más de 55 millones de placas tan sólo en Estados Unidos. Su discografía así lo posibilitó: Whitney Houston (1985); Whitney (1987); I'm Your Baby Tonight (1990); The Bodyguard Soundtrack (1992); My Love Is Your Love (1998); Just Whitney (2002); One Wish: The Holiday Album (2003), y I Look to You, del 2009, un pálido intento por regresar a ser lo que fue. Sin duda, la trilogía dorada de la Houston es la formada por “Whitney Houston”, “Whitney” y “The Bodyguard”.

Su lista de galardones y reconocimientos incluye dos Premios Emmy, seis Grammies, treinta Billboard, veintidós American Music Awards, para un total de 415 de ellos hasta el año 2010. Whitney Houston lanzó 7 álbums de studio y 3 bandas sonoras, que le valieron en conjunto certificaciones de diamante, multiplatino, platino y oro.

Todo este fulgor, el de una carrera basada en un talento vocal excepcional, es lo que prevalecerá de Whitney Houston, no el lado oscuro que la humanidad casi que por default garantiza a tantas existencias, sobre todo a aquellas bajo las presiones de la fama y a cuya genialidad la gente común le pone trabas. Cuando pasen muchos años —y mientras más transcurran más así será— lo que quedará de Whitney Houston es su obra, sus canciones, y esa frase que viajará a su lado hacia la eternidad de “¿ella?, ella sí cantaba”.

Bye Whitney... We will always love you.

 
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