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¿Qué significan los CAMBIOS de figuras que RAUL CASTRO ha hecho?
Ruedan cabezas de la alta nomenclatura castrista apenas una semana después que se cumpliera el primer año de gobierno del hermano menor de Castro, designado por él mismo como su sucesor. El hecho plantea varias lecturas cuyas oraciones tratamos de leer no sin ignorar las entrelíneas, que es donde se encierra su verdadero significado.

por Pepe Forte/editor de iFriedegg
Posted on March 3, 2009

Tras tantas críticas por inmovilismo que Raúl Castro recibiera al cumplirse el primer año de su gobierno formalizado, el 24 de febrero del 2009, apenas una semana después del hito, ayer 2 de marzo del mismo año, el periódico Granma publicó una nota oficial que sorpresivamente anunció cambios dramáticos en la nómina de la cúpula gobernante. 

Estos cambios, una suerte de golpe de estado dentro y desde el propio estado cubano, representan la movida más fuerte no sólo de los últimos tiempos sino de los 50 años de revolución, y podría ser sólo comparable aunque no por su naturaleza, sino por su profundidad, a dos terremotos de reafirmación de poder anteriores. Uno, la desarticulación de la microfacción de Aníbal Escalante en 1968, que parió luego un capítulo más severo de radicalización llamado "Ofensiva Revolucionaria", que desbordaba el marco supuesta y exclusivamente económico —llevaba el aderezo circunstancial del apoyo de Castro al aplastamiento soviético de la sublevación de Praga— y, dos, el caso Ochoa. Pero si el caso Ochoa y el de Escalante fueron jaques de Fidel, éste de ahora es un gambito de dama de Raúl.

Sin tener que diluirnos en nombres y detalles ahora, lo mismo de los encumbrados que de los abismados —porque estamos analizando el peso del suceso en sí —, no puede por otro lado dejar de tomarse como punta del iceberg para radiografiar el caso los de Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Ramiro Valdés. Y la sola mención de estos tres personajes del alto buró, cada uno de ellos particularmente propulsado por este cambio en sentido distinto, genera una diversa lectura de lo ocurrido. Y nuestra opinión es que hay, entre la probable multiplicidad de razones y propósitos para ello, dos que son los más importantes aunque no necesariamente en orden jerárquico: el afianzamiento del poder de Raúl Castro y, un lavado de cara para propiciar un vital acercamiento con el mundo democrático, en especial con Estados Unidos para obtener oxígeno con que continuar funcionando.

La sacudida no fue tan impronosticable como parece si uno se ha leído ese manual de instrucciones del comunismo que es la novela "La Rebelión en la Granja" de George Orwell. Pero hay que detallarla. Si vistas la remociones a través del cristal del mencionado afianzamiento, habría que concluir que Fidel Castro no sólo se aproxima cada vez más a su desaparición física, sino que su supuesta lucidez se encoge al tiempo que proporcionalmente merma su poder personal y, sorpersivamente, también el de sus acólitos, que parecieron en un momento que aún tras su muerte conducirían la locomota en sentido contrario que se opondría a la de Raúl y su gente, en tanto que alegadamente reformistas. Castro alimentó durante mucho tiempo una cantera de alevines, jóvenes universitarios escogidos personalmente por él no por su brillantez académica sino por su fervor estalinista e irrenunciable adhesion a él. De ese estanque intoxicado de ideología y de enfermiza fidelidad al Comandante en Jefe nacieron agitadores vociferantes y casi animistas como Hassan Pérez, Carlos Valenciaga y el mismo Pérez Roque. El caso de Robertico Robaina no califica aquí, es otro, semejante al de Abel Prieto, personajes que fueron "incorporados" por el propio Castro a partir de la popularidad, influencia y por tanto sospechosa independencia que cada uno de ellos fue logrando, de modo que neutralizarlos era capital... y neutralizarlos fue ascenderlos a rango de nomenclatura. Pero los dos Pérez, Valenciaga y otros de la camada, comparten el mismo origen, estructura emocional y propósito que los cachorros que el cerdo Napoleón secuestró a la perra Bluebell en Animal Farm, y que luego reaparecieron como feroces mastines adoctrinados por el amo.

Por otro lado Lage, perfilado por años como vicepresidente de dedo, habría sido entonces la selección lógica para el cargo que hoy ocupa Raúl, en una fórmula nostálgica junto con éste, que evocaría 1959. Desde hace años más de 20 años Castro mencionó a su hermano menor como su sucesor (ver artículo al respecto en este mismo website), pero ello no sería óbice para repetir la dupleta Castro-Dorticós de a principios de la revolución que sugerimos en el párrafo anterior: Un stunt protocolar —Lage—, por sobre cuyos hombros un "hombre fuerte" —Raúl— llevaría las riendas. Pero ocurre que Lage era otro hombre de Fidel...

Algunos analistas opinan que esta jugada fue santificada por el propio Fidel Castro. No es la primera vez que Castro, como Saturno, devora a sus hijos. El caso más dramático es el de Abrahantes, el hombre que lo protegió y le salvó la vida en múltiples ocasiones y que ahora espera paciente en el infierno con antorcha en mano la llegada de Castro para enceder él mismo la caldera en que hervirán al dictador, quien le pagó sus desvelos mandándolo a matar. Pero para mucha gente continúa siendo inconcebible que Castro, después de tantos episodios de gravedad como tuvo, conserve la cabeza tan clara como el convaleciente Vito Corleone en "El Padrino", que aún después de una balacera atroz conservaba la juicio para advertir a su hijo Michael que quien le propusiese un acercamiento con Barzinni era un traidor. Mas, a pesar de esto, podemos dejar la puerta entreabierta e imaginar que Castro, si no recomendó estos cambios, asintió silenciosamente con cansino movimiento de cabeza la propuesta de Raúl al pie de su cama. 

¿Podría una nueva "reflexión" del comandante sabotear la "raulada"? Podría, podría, pero probablemente no. En la orweliana neolengua del poder castrista —los defenestrados fueron "liberados" de sus cargos, que es la forma más noble en que un funcionario cubano puede ser removido de su puesto—, tiene peso específico el hecho de que los cambios fueron revelados en la circunspecta "Nota Informativa" del periódico Granma, leída además solemnemente por el locutor del Noticiero Nacional de Televisión, todo lo que le otorga al asunto una seriedad que desemboca en lo irreversible.

En cuanto al acercamiento a Estados Unidos: Éste no podría propiciarse con figuras tan impresentables como Pérez Roque y otros de la especie, predilectos de Castro para burlarse de la diplomacia mundial. Aún desde la época de Robaina, cada vez que llegaba uno de esos "momentos de la verdad", el enviado efectivo especial era otro personaje no menos abyecto, pero más funcional: Ricardo Alarcón*. Lage, por otro lado, es una figura viciada y, por si fuera poco —y ellos lo saben— como se dice en inglés, overrated, y además anémico para los Estados Unidos. Lage no era el hombre de los americanos...

A pesar de que muchos expertos todavía insisten en que si Estados Unidos propone un acercamiento recibirán como respuesta un portazo, lo cierto es que la situación económica de Cuba sigue estando sobre arenas movedizas. El subsidio de turno —el venezolano— no parece tener perspectivas aseguradas. La crisis económica y la caída de los precios del petróleo pintan un panorama como que orquestado a la medida de las pesadillas de Chávez, que no podría darse el lujo de cargar a Cuba sobre sus espaldas por una simple convergencia ideológica. Y aunque recientemente Raúl Castro visitó Rusia y algunos despachos noticiosos informaron que salió de allá con los bolsillos llenos de de petróleo, en realidad fueron rainchecks, porque Putin sabe muy bien que la antigua ayuda con tubería de boca ancha a Cuba en tiempos de Brezhnev, más que subsidio fue un suicidio para la economía soviética. Hoy Rusia, en sus afanes de potencia emergente, al igual que Venezuela tampoco puede mantener a una amante —menos del otro lado del Atlántico—, un país económicamente minusválido como lo es Cuba, máxime cuando ahora ni siquera contaría con el aliciente de utilizar a La Isla como plaza estratégica tal cual ocurrió en la era de la guerra fría.

Mas, en realidad, a pesar de aparentemente trascendentes, ¿son estos cambios, cambios? ¿Sirven en algún modo a las ilusiones de los exiliados cubanos y de quienes querrían ver a Cuba de vuelta al redil de naciones libres y democráticas? No, no tanto. La lista de nuevos nombres que le han quitado el piso a nada menos que alrededor de una decena de ministros y otros funcionarios más, algunos correspondientes a figuras del establishment castistra pero totalmente desconocidos hasta ahora para la ciudadanía del país y para la opinión publica mundial, y otros de mediana sonoridad, incluye ciertos granos de sal como el siniestro Ramiro Valdés Menéndez. Después de años de discrepancias entre el hombre más turbio de la corte castrista y Raúl Castro, muy a lo secreto a voces, Ramiro ha sido devuelto a la montura aunque quizás con un secreto rictus de repugnancia del propio Raúl, para que ejerza de nuevo el mejor de sus talentos: el terror. Beria reencarnado...

La señal es bien clara, Cuba puede prepararse para cambios económicos, pero please, olvide las reformas políticas. Cuba bajo Raúl se encamina, como ya se ha dicho, a una variante del modelo chino, reeditando antes la telúrica sacudida de transición postestalinista en la Unión Soviética sólo que, como en la más disparatada de las alucinaciones, ocurre más de medio siglo después y bajo un cielo azul tropical que no cobija abetos nevados, sino palmas reales...

 

Nota curiosa:
Cada vez que aplico el check spelling o corrector de ortografía de mi programa de escritura a un texto, cuando éste detecta la palabra ALARCÓN como irreconocible, la alternativa que propone entonces es ALACRÁN. Por Dios que más de una vez me he sentido tentado a aceptarla...