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Me han preguntado mi opinión sobre la actuación de Pablo Milanes en Miami. ¿Por qué causa tal revuelo, llama tanto la atención, se le dedica tanto tiempo a la visita de un artista?

A nadie se le ocurriría preguntarme si estoy de acuerdo o qué pienso acerca de si Paul McCartney, el Cirque Eloize o Camilo Sesto se presentaran en Miami. Mas bien la pregunta correcta sería, “¿vas a ir al concierto de...”, y yo simplemente diría sí ...o no.

Responder a esta pregunta, un cubano exiliado como yo, que fue “paria” en su propio país, y que además fue víctima directa en su momento de los llamados mítines de repudio, organizados y ejecutados en su honor por la mal llamada Nueva Trova y con el señor Pablo Milanés y Silvio Rodríguez —entre otros de sus figuras principales al frente—, con un simple "sí o no”, o "estoy o no estoy de acuerdo", sería un tanto superficial. El asunto en mi opinión es mucho más sutil, tiene varias caras.

Primeramente yo no me opongo personalmente a que nadie, ni este señor o cualquier otro artista cubano embajador del régimen actúe en Miami. ¿Cómo podría? ¿Por qué? Porque esa fue y es la razón primordial por la cual yo me decidí a abandonar Cuba.

Creo y defiendo la libertad de expresión.

Vivimos en un sistema democrático en el que a pesar de sus imperfecciones esta posibilidad del ciudadano, esta opción, este derecho inalienable de todo ser humano, forma parte vital de la vida en democracia. Este solo punto supera con creces al proyecto del "paraíso comunista tropical" que ha venido reprimiendo y sistemáticamente destruyendo la Isla económica y moralmente desde 1959.

El otro aspecto es la parte emocional del asunto. Lo que subyace debajo de la aparente simple presentación de un artista internacional como éste, en gira por varios países. ¿Por qué en Miami?

Pareciera como una especie de desafío, como una provocación. En mi opinión lo es. Forma parte de un plan a largo plazo. Es una forma sutil de revolver, de estrujar el sufrimiento de una comunidad de exiliados y mostrar al mundo un nuevo make up, esa cara que hoy ellos quieren mostrar al mundo : la amplitud de mente del régimen versus la intransigencia de un grupo exiliados de Miami. Esto es evidente. Para que me entiendan los que no son cubanos, el problema para nosotros no es Pablo Milanés el compositor, la orquesta Los Van Van o el que sea. El problema está en lo que estos señores y este en particular nos recuerdan con sus canciones laudatorias de un experimento que sólo merece condena, de lo que representan, han representado y sigue representando: la dictadura de los Castro, que ha convertido a Cuba en una gran cárcel, que ha separado a la familia cubana, que ha destruido a generaciones enteras, que aún hoy sigue reprimiendo a todo aquel que se oponga incluso pacíficamente a las normas o dictados oficiales, que puede llevar a un joven hasta la locura de querer escapar de allí hasta en el tren de aterrizaje de un avión o de arriesgarse a cruzar el mar en una llanta de camión.

Curiosamente eso no sucede a la inversa.

Mi generación fue una de las que mas sufrió por aquel lema "el arte y la política no se pueden separar"; hoy para justificar al mundo esta "invasión artística pacifica" organizada, los mismos que lo inventaron ahora nos dicen lo contrario. Como decía mi abuelita, “donde dije digo dije Diego”. El famoso cuento de "borrón y cuenta nueva". Y parece ser que muchos se lo creen o están de acuerdo, que es peor.

De lo contrario no se llenarían los sitios donde estos artistas se presentan.

Hay un tercer aspecto no menos importante. Para mí como artista, ver como promotores "cubanos" hacen el juego al sistema, promocionando a estos artistas por el mundo y en particular en un sitio tan políticamente sensible como Miami, mientras artistas locales no tienen ni reciben apoyo alguno por parte de ellos, es realmente lamentable.

¿Algo nos quiere decir esto no? Las cosas no suceden porque sí.

Por otro lado no hay que olvidar que aunque el señor Milanés tiene un público de seguidores que no necesariamente son cubanos, me pregunto, ¿no son cubanos la mitad o más de la mitad de los que irán a ver este concierto o han ido anteriormente a otros?

Evidentemente estos "compatriotas" piensan diferente a mí. Quizás nunca se enteraron de que una vez ese lema "el arte es inseparable de la política" o aquel otro , "el arte es un arma de la revolución" condenó a muchos artistas y escritores al ostracismo más cruel e incluso a la cárcel. Quizás —seamos brutalmente honestos— no les importa. ¡Dios mío, pobre Cuba si así fuera! ¡Sería aun más triste!

Creo que precisamente mientras menos importancia le demos mejor. Si aceptamos a vivir en democracia hay un precio que tenemos que pagar. Este es. Tenemos entonces que aceptar situaciones como éstas y convivir con ellas, aún sabiendo que los comunistas hacen siempre lo mismo: se sirven de los mecanismos, de las libertades del sistema que ellos mismos critican y combaten y las usan a su favor...ojo, sólo hasta que toman el poder.

Todo lo que podemos hacer es ir o no ir, formar o no formar parte de esa masa de seguidores. Oponernos a que actúe de nada sirve. Están en todo su derecho gracias a las bondades del sistema democrático.

Pero si estamos un poquito conscientes y recordamos lo que este artista y otros representan, sin duda alguna no estaremos allí, porque de otro modo sería como apoyar de forma indirecta al experimento diabólico que tanto daño ha causado a Cuba, al régimen que los sustenta y los envía por el mundo a difundir su propaganda, y a captar mas tontos útiles. Si todo cubano en Miami simplemente no fuera al concierto, creo que no seria un éxito de público. Pero ese es el derecho de cada cual, aunque nos duela.

Yo no iré.