El SRX, ahora en su segunda generación, ha dado un salto de calidad que corresponde a la resurrección de la compañía después del restart que significa su bancarrota, ya con cada pieza en su lugar.
El SRX pues tiene personalidad propia; su hermano mayor, el Escalade, vive en su propio Castillo… el SRX se ha ido de debajo de su sombra y plantó en el bosque su propia morada sin dependencias vergonzosas.
Para empezar, el Cadillac SRX está montado sobre una plataforma exclusiva de él y rueda a su modo. El SRX no es el Escalade en dosis más pequeña, o menos lujosa, es decir, una caricatura pasada por agua, acomplejada, que viene en la ominosa realidad de ser “el hermano de…”. No.
El SRX acelera y se mueve con modales genuinos. Tiene más sabor americano en la dirección y la amortiguación que el BMW X5, o sea, no es tan europeo, pero tampoco se manifiesta con la aterciopelada gestualidad del Escalade. Se le siente como lo que es, compacto, pero con el lujo típico de la firma.
Dentro no escapa a ningún detalle de exquisitez y hasta trae elementos únicos como la elección de la altura de la puerta trasera según conveniencia de su propietario para no inteferir con angosturas del garaje. En cuanto a electrónica: Ofrece conexión para MP player vía USB, un disco duro con 10GB para almacenaje de música que puede disfrutar a través de un refinado sistema de 10 altavoces Bose con Surround Sound System, telefonía Bluetooth, GPS con información de tráfico en tiempo real y la insuperable asistencia de OnStar.
El SRX viene con la elección de dos motores: un V6 VVT de Inyección Directa de 3.0 litros que es el estándar para un estimado de la EPA de 18mpg en la ciudad y 25 en la carretera acoplado a transmisión automática con tracción delantera, y el maravilloso V-6 de 2.8 turbo con aceleración vivaz, de 300 hp, 35 más que el 3.0.
Con un rango de precio que arranca en unos $34 mil dólares, la unidad de pruebas que paladeamos, con bellísimas pantallas de video para las butacas traseras y otros mimos, rebasaba un poco los 45 mil, un precio increíble para un automóvil de toda distinción. El SRX, sin temor a equivocarnos, es el Cadillac de los crossovers… |